Sed

Es aún de noche, y aún adormilado, frotas tus ojos y te incorporas lentamente para ir en busca de líquido.

Te levantas con dificultad mientras carraspeas varias veces, pocas veces has estado tan sediento… Das el primer paso en busca del interruptor de la luz y tus pies descalzos se encuentran con un cálido y viscoso charco en el piso.

Comienzas a alarmarte y no sabes si continuar buscando  o volver a esconderte bajo las sábanas, pero la sed es muy grande. Avanzas a tientas por el cuarto en busca del interruptor y por fin logras desactivarlo. Suspiras con alivio al contemplar la escena y ver que todo ha quedado a como lo dejaste. Lo que pisaste no fue más que un leve derrame, pero aún continúa fresco y sin poder movilizarse. Con la hermosa oscuridad imperando en la habitación, das los últimos sorbos y sales con sigilo por la ventana; de camino te reprendes pues nuevamente te has quedado dormido con la luz encendida justo después de haber cenado, apuras el paso y tu rostro refleja una gran preocupación; ya que casi está amaneciendo y debes darte prisa o no llegarás a tu féretro a tiempo...

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